Patricia Heras va arribar a Barcelona amb el somni de trobar-hi el seu lloc, però, en canvi, per culpa d’un atzar capritxós, va ser jutjada per la seva aparença, detinguda per la Guàrdia Urbana i empresonada per un crim que no va cometre. Al seu blog, Poeta muerta, relata la història d’aquella nit, que es recull, resumidament, en aquest article.
“Parece que en esta ciudad me crece más rápido el pelo, no sé si será la humedad o el despendole de noches sin dormir que llevo desde que llegué aquí, aunque es solo una broma, como lo de las uñas, porque lo tengo tan oscuro que en cuanto mide unos centímetros ya no se me ve la cabeza y parece que hubiera crecido hasta el infinito y más allá. Como está bastante largo le pido a Diana que me lo corte un poco, como al tres o así, porque hace mucho frío y se me congela el melón. Mi gorro se independizó una noche y aún no ha regresado… Pero el peine de la máquina no nos lo permite y al final me lo corto como siempre, al ras. Últimamente no paro de pensar en cuadrados blancos y negros, de hecho en cuanto saque algo de voluntad de mi bolsillo pienso pintar así mi habitación, como si fuera un tablero de ajedrez. Y en mi parra feliz se me ocurre decirle a Diana que me corte así un lado de la cabeza. Cuando termina me parece absolutamente maravilloso el homenaje bromista a la victoria de las blancas. Así que más feliz que una perdiz con mi nuevo corte de pelo a lo Cindy Lauper, me pongo unos piratillas negros con mis zapatos de hebillas y unas cuantas redes ceñiditas al cuerpo con mi nuevo sujetador de ejecutiva putón. Y hecha un pincelito me preparo para discurrir un poco por esta mágica ciudad…”.
Després d’un sopar amb unes amigues, queden amb Alf, el seu amic, per anar a una festa. Volien anar a una de la platja, però Alf canvia d’opinió i li diu d’anar a la del carrer Montcada, prop del Museu Picasso: “Es un palacete espectacular, y todo el mundo lo conoce menos yo que voy descubriendo la ciudad muy despacito”. Al cap d’una estona d’haver arribat, “cuando aún no habíamos acabado si quiera la primera cerveza apareció la Guardia Urbana para imponer orden y paz y clausurar amigablemente la reunión, así que multa y a bajar la música, y nos da rabia porque últimamente sucede esto con bastante frecuencia y es una forma muy rápida y triste de acabar con la ciudad”.
Al cap d’una estona, decideixen tornar cap a casa, demà han quedat que unes amigues vindran a dinar a casa i si no van a dormir, “va a cocinar dentro de un rato Rita la Cantaora”. “Alf y yo volvemos para casa muy contentos, lo pasamos muy bien y nos reímos mucho, fue un día muy amable y tranquilín y entre risas me lleva el nene a casa en bici por las oscuras y tranquilas calles de la ciudad”. La bici perd l’equilibri i cauen al terra. Sembla que Alf s’ha fet mal perquè està sagnant mentre es tapa la cara amb una bufanda. La Patrícia també s’ha fet mal, però no se n’ha ni adonat. Dos nois corren a ajudar-los i truquen a una ambulància: “Tras el examen deciden llevarnos al hospital a coser la ceja de Alfredo y a radiografiar nuestros cráneos, y vamos así derechitos al infierno”.
“Cuando por fin deciden coserle me hacen salir fuera, la última imagen que tengo es la de Alf tumbado en la camilla con la cara hinchada y un reguero de sangre chorreándole desde la ceja hasta la sien. Deben de ser las 8:30, lo sé porque en algún momento miré el reloj y pensé en nuestra cita en la cocina de la una y media”. Mentre s’espera, aprofita per anar al lavabo i, de tornada, es troba amb tres o quatre urbanos i tres nois detinguts i emmanillats de cara la paret. S’asseu i observa, curiosa, l’escena: “Los detenidos son jóvenes, tienen pinta de punkies y están bastante desaliñados, sucios y ensangrentados, podrían haber hecho cualquier cosa […]. Imagino que estaba algo incomoda porque me levante y me fui a mi antiguo asiento sin rechistar. Allí encuentro la enorme bufanda verde de Alf, que ahora esta llena de sangre, y cuando la tengo bien agarrada entra un urbano y me ordena que salga fuera otra vez , me levanto con la bufanda en las manos y la dejo en un asiento junto a mi”.
“El urbano me chilla que me vacíe los enormes bolsillos de mi tres cuartos negro y le enseñe el contenido, y muy tranquilamente saco mi tabaco de liar, dos mecheros, los guantes, la cartera, mis llaves de casa, las dos mil llaves de Alf, su tabaco de liar, varios flayers, y el móvil…me hace gracia que me registren, me resulta curiosa la situación, me lo tomo con humor”. Un dels policies —“rubio con pinta de nazi”—, nerviós, li ordena amb mal humor que li posi el menú principal per veure els seus missatges i la comencen a interrogar: què li ha passat, d’on ve, amb qui, documentació, etc. “Les comento lo del accidente de bici, los testigos y la ambulancia, el rubio enorme me chilla que le enseñe los brazos, me levanto las mangas de la camiseta pero debajo llevo las medias de red, me chilla que me quite esa mierda y le explico que tendría que quitarme toda la ropa, más cólera, y cuando quiero darme cuenta están esposándome gritando —¡es ella la de los cuadros en la cabeza¡—. Flipo y no sé como reaccionar, mi teléfono es requisado y pasa a disposición judicial.”
“Se me ocurre preguntar porque me detienen, me contestan que por un mensaje en el móvil, y de qué se me acusa y es entonces cuando realmente me empiezo a preocupar, estoy acusada de homicidio… Todo se vuelve confuso, oigo gritos que me acusan de haber estado en la okupa de Sant Pere y veo sus ojos desorbitados chillándome con la misma ira con la que me interrogan, alguien pregunta cómo puede haber tanta sangre en la bufanda de Alf, de quién es y cómo ha llegado hasta ella, mientras salivazos rabiosos salen disparados hacia mi rostro. De verdad que alucino y parece que nada de esto sea real, pero aún conservo la sangre fría y puedo contestar.”
Desesperada, però rotunda, els explica que és un error. Ells només han caigut de la bici, però ningú li fa cas i a sobre la fan callar a crits. “Me cago de miedo, me enfado y sin darme cuenta comienzan a resbalar lágrimas descontroladas por mis mejillas, pero solo agua apretada, ni un gesto más, y así estoy todo el día, sin poder parar de llorar.”
Desorientada, sense saber quina hora és, puja al furgó policial, on els adverteixen que no toquin els seients, perquè “por lo visto los acaban de tapizar y como la mierda que somos en este momento no tenemos derecho ni a rozarlos”. “El trayecto es bastante desagradable, no podemos agarrarnos a nada y con cada frenazo nos golpeamos con los asientos y las barras de metal que componen la estructura interior del vehículo”.
A partir d’aquí, la policia els porta d’hospital en hospital per trobar-ne un que funcionin els rajos X. Tots tenen por, i “los guardias se ríen, bromean, nos insultan y nos meten miedo llamándonos asesinos”. Quan arriben a l’hospital de l’Esperança, els fan baixar a tots, menys a ella. Al cap d’una estona torna l’Alf, amb mitja cara inflada i un ull de seda. Reprenen la marxa. “No tenemos idea de a donde nos llevan pero puedo ver el Mercado de la Boquería desde la ventana, en un par de minutos estamos en la comisaría de la Rambla, creo que son las 12:30 pero no estoy muy segura.
Després d’escorcollar-la de dalt a baix, la tornen a emmanillar i “por primera vez en mi vida me meten en una celda, sola”. El que passa després la deixa desencaixada: “soy la primera en salir y veo como sacan al chico de los brazos rotos, ni siquiera sé sus nombres, le golpean y le dan patadas, me quedo loca”. “El siguiente es Alf, le ponen a mi lado, le insultan y le dan una patada, se me desencaja la cara y miro fijamente al policía agresor, me mira, no dice nada. Traen al siguiente, más de lo mismo… Estamos los cinco en fila nos chillan, nos insultan, nos llaman asesinos y nos amenazan”. Després de llegir-los els drets, els tornen a traslladar cap a un altre hospital, “esta vez ya no es un furgón de la urbana, parece una puta película, nos meten en un furgón de detenidos como los que salen en el telediario, el monstruo es de metal por dentro, incluidos los bancos donde nos tenemos que sentar esposados”.
Arriben a les dependències del Mossos i els porten a una habitació. Intenta fer-se explicar una última vegada. “De nuevo les explico que todo es un error que nosotros hemos tenido un accidente en bici y los urbanos nos han secuestrado en el Hospital del Mar, no somos okupas, tenemos casa, estudios, trabajos y además testigos del accidente, se ríen y me dicen que ya se verá de muy mala leche, al menos el urbano rubio que me tiene acojonada y me robo el reloj, ya no está.” De nou, una mossa la torna a escorcollar i un cop acaba, uns mossos se l’emporten “a su nueva vivienda de protección oficial”: “Lo primero que destaca en mi primera impresión es el espantoso color rosa de las paredes, a juego con el azul marino de los barrotes, y el fétido olor proveniente del agujero de metal que hace las veces de bater. Una grada de piedra y por suerte una colchoneta azul y unas mantas conforman el resto del mobiliario, todo esta sucio y lleno de sangre, las paredes, las mantas, el suelo y hay bastantes bichos muertos.”
Passa el temps. No sortirà d’allà avui. L’endemà uns guàrdies la treuen de la cel·la i l’emmanillen de nou.“Esta vez van a tomarme las huellas, y digo las huellas porque fueron absolutamente todos los dedos, también necesitan las palmas así que de nuevo he de quitarme la camiseta-medias, los polis se cabrean pero hay suerte y una chica entre ellos así que salen todos y procedo otra vez a desnudarme.” Torna a entrar a la seva cel·la per tornar-ne a sortir al cap d’una estona: falten les fotos.
De nou, s’apropen uns policies a la garjola per preguntar-li si coneix els seus drets. “Al menos me dicen que me asignan un abogado de oficio y de paso me entero de que sólo pueden detenernos un máximo de 72 horas luego pasaremos a disposición judicial donde se determinara si salimos en libertad o vamos a la cárcel, no debemos olvidar que hemos asesinado a un policía. Insisto en contarles la historia de nuestro accidente, no es relevante.”
Les seves veïnes de cel·la són dues noies que havien anat a la festa okupa de Sant Pere. Patrícia aprofita per explicar-los la seva història i no s’ho poden ni creure. “Como parece que podemos comunicarnos sin problema ya no paramos de hablar en todo el día, es la mejor forma de matar el tiempo y tratar de olvidar un poco la situación que nos atrapa.”
Arriba el seu advocat, a qui explica amb pèls i senyals tot el que li ha passat. “Parece que alguien me toma en serio por primera vez y además me entero con certeza de lo que ha pasado, me tranquiliza pero de momento parece que no nos llevarán a declarar hasta el lunes.” De nou a la garjola, va esperant que passin les hores. L’endemà se’ls emporten amb una furgoneta semblant a la que els va portar fins als jutjats d’Arc de Triomf. Ara els tornen a tancar de nou a una altra garjola: “Cuando hacemos el paseíllo que nos conduce hasta nuestra celda volvemos a meternos en una película, se oyen silbidos y piropos brutales varios, me recuerda la primera vez que entre en el Medea…Esta vez hay suerte y no me encierran sola.”
Ara toca esperar abans d’anar a declarar. Sort que tenen un bany a dins, i així es poden netejar una mica. També aprofiten per parlar amb els altres detinguts, que sembla que estan bé.
“Me dispongo a declarar. Cuento mi historia y mi sorpresa es mayúscula cuando oigo a la jueza decir que soy una desarraigada, que estuve en Sant Pere con Alfredo agrediendo al policía herido y que después tuvimos el accidente de bici. Insisto en mi versión. No soy okupa, no soy punky y no soy una desarraigada. Hablo también de todos los testigos….la jueza está muy enfadada y no cree nada de lo que le digo.” Tampoc creuen l’Alf, que també declara la mateixa versió.
La jutge dicta sentència cap a les dotze. El mateix fiscal que va demanar presó per a Patrícia li comunica que pot recollir les seves pertinences i sortir en llibertat amb càrrecs. “Debo volver una vez a la semana a firmar al juzgado, si no lo hago se me pondrá en busca y captura…Ni siquiera le entiendo cuando me habla, solo quiero salir de aquí.” Quan surt, s’abracen entre ells. “Suspiro de alivio y creo que es el fin de esta terrorífica pesadilla. Nada más lejos, esto acaba de empezar.” El judici es va celebrar dos anys després. Era un judici polític, que només començar ja tenien perdut. El resultat van ser tres anys de presó.
“Solo una cosa más. Mi corte de pelo, el más famoso de toda la ciudad. Parece increíble pero me acusaron de homicidio y posteriormente de atentado contra la autoridad por los pelos. Y que yo sepa, el hábito no hace al monje. Pero en fin, el refranero es una mierda.”